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FELICES 91 AÑOS DE LA LEGIÓN DE MARÍA.
El
7 de septiembre, y a la hora de primeras vísperas de la Natividad de
Nuestra Señora, nace en Dublín, en un ambiente de silencio y humildad,
la Legión de María. Unas quince personas se dirigen a Myra House para
buscar, unidas y hermanadas, los mejores medios para servir eficazmente
al Señor. Movidas por común impulso, se postran a los pies de una
estatua de María Mediadora, y mientras desgranan las cuentas de su
rosario, piden a la Virgen Santa les inspire y proteja. Ignoran aún qué
tareas apostólicas les serán confiadas y por qué medios las podrán
llevar a efecto. Con una confianza sin límites, cada cual ofrece a la
Señora lo poco que posee: sus temores, su pobreza y, sobre todo, su
buena voluntad. Ella dispondrá lo más conveniente para la salvación del
mundo.
A la Virgen Santa le fue agradable aquella ofrenda y la
aceptó como Jesús los cinco panes y los dos peces del joven del
Evangelio, que, bendecidos por sus manos, fueron suficientes para
alimentar a la multitud. En las manos maternales de María se renueva el
milagro de la multiplicación de los panes. En legión se ha llegado a
convertir aquella semilla inicial de Myra House. Sin más apoyo que su
íntimo dinamismo y la protección de María, se ha extendido en un cuarto
de siglo a los cinco continentes. Por todas partes y en todas las
latitudes hombres y mujeres han vuelto a repetir el gesto inicial de
aquella hora de vísperas de Dublín: se han arrodillado para rezar en
común y después, llenos de santo alborozo, se han ofrecido a María, para
que llegue a ser pronto entre los hombres una realidad efectiva su
tierna maternidad de gracia.
A Jesús por María
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